martes, diciembre 02, 2008

Correr no lo es todo

Desde hace unos meses que el tema de moda en las tertulias de bar es la crisis económica mundial. Ahora todos somos unos expertos en EREs, NINJAs, concursos de acreedores, euribores, subprimes, etc, pero bien que hemos estado gastando –con la inestimable “ayuda” de las entidades bancarias y los gobiernos- lo que no teníamos en pisos, coches, viajes, fiestorras y muchos otros bienes de consumo.

Y es que, según mi opinión, detrás de esta crisis hay otra mucho más profunda y trascendental, una crisis de ideas, principios y valores mucho más difícil de resolver que la citada crisis económica.

Sistemas deseducativos, controlados por unos papá-Estados muy interesados en mantener a sus rebaños dentro de sus rediles ideológicos, y que producen generaciones sumisas y poco dadas a la disidencia.

Sociedades orientadas al consumo desenfrenado, alentado por los grandes poderes económicos y políticos, y promocionado por los grandes medios de desinformación. Hay que consumir siempre: si hay cambio climático, consumamos ECOproductos; si hay crisis económica, consumamos ofertas; si hay bonanza, consumamos y consumamos hasta quedar exhaustos.

Y es que consumir es muy rentable: cuanto más consumimos, más trabajamos y menos pensamos.

Sociedades cada vez más desprovistas de valores éticos y morales, sometidos por el látigo de los valores materiales, lo que lleva a la deshumanización de las personas: desprecio de la vida, opiniones y creencias ajenas.

Esta sociedad no tiende a la globalización sino a la uniformización, al pensamiento único, a la cerrilidad.

Debemos luchar contra esta soterrada crisis, rebelarnos; la libertad de pensamiento –la más inviolable e íntima de nuestras libertades- de nuestros hijos está en juego.

La crisis económica pasará, y volverán años de bonanza económica; dejará muchos cadáveres en el camino, pero dentro de unos años esto será un mal recuerdo. Pero, ¿y la otra?

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