lunes, diciembre 15, 2008

Media maratón de la Vall de Segó

Después de varios intentos frustrados, que comenzaron a principios de año, por fin he logrado bajar de 1h30 en una media maratón, marcando mi pulsómetro 1h27’29” en esta carrera de la Vall de Segó.

Me encontraba fuerte, más que nunca, pero no las tenía todas conmigo. El día de antes había sido de perros, con lluvia y frío, y me preparé mentalmente para afrontar una media lluviosa, fría y ventosa, con pocas posibilidades de bajar de 1h30.

Por otra parte, llevo diez días con algunos problemillas en el cuádriceps izquierdo, algo contracturado según mi fisio favorito, Nomaz, y me preocupa sobre todo la salida de la carrera.

Sin embargo, el domingo amaneció frío pero despejado; a pesar de ello, cargué en mi bolsa mallas largas, camiseta de manga larga, cortavientos, guantes,…, además de mi indumentaria habitual.

Salí temprano, como suelo tener por costumbre, para llegar sobrado de tiempo al destino. Al llegar ya parecía evidente que la mañana iba a ser fría pero soleada, y el viento no aparecía por ninguna parte, lo cual me animó sobremanera.

Aparco cerca de la línea de salida y me encamino hacia la entrega de dorsales, donde me encuentro con Roadrunner y Mountainrunning, madrugadores ambos. Mientras charlamos van llegando conocidos: Ggroc, mis compañeros de Amics del Clot, Buscamurs, Chokobon, Tato, Little, … Tras un ratillo de blablablas varios, me dirijo hacia el coche, decido ponerme pantalón corto, manga corta y guantes, me embadurno el maltrecho cuádriceps con crema para calentamiento y me voy a trotar.

Hago un calentamiento concienzudo, con trote, ligeros cambios, estiramientos y un ligero trote final. El cuádriceps molesta algo, pero no pasa de ahí. Voy saludando a más gente: Rubenniguecs, Ayacucho, Pastiset, Frahagig, Berto,…

Llega la hora de la salida y me sitúo bien, junto a Berto y Frahagig. La salida resulta que pica hacia arriba durante algo más de un kilómetro, calculo yo. Salgo más pendiente de mi cuádriceps que de otra cosa, y pierdo enseguida a Berto, que luego resulta que no estaba en condiciones por un resfriado. Miro el reloj y veo que voy un poco lento, sobre 4’20, pero me centro en intentar ver si mi molestia remite. A los dos/tres kilómetros me olvido ya del cuádriceps y me centro en la carrera, buena señal –la segunda-.

Voy en un grupete con gente del club de Vila-real, con Blas a mi lado, un conocido relacionado con el trabajo, que suele estar más fuerte que yo. Los primeros kilómetros salen algo cortos según el GPS, unos 150 metros en total –el resto resultó estar bien marcado, según mi GPS, claro-; oigo que la gente comenta que vamos casi a 4’, pero el reloj me marca 4’08 de media en el km. 5.

Un poco más tarde me alcanzan dos compañeros del club, que me sacaron en Castellón 2 y 3 minutos respectivamente. Ruedo un rato con ellos pero el grupo se va alejando poco a poco, aumentando el ritmo. Yo me encuentro cómodo sobre 4’10, así que no me preocupo en absoluto.

La primera vuelta veo que acaba en un kilómetro y medio cuesta arriba; vaya tela, -pienso-, lo que nos espera al final; acabo de pasar a Roadrunner, que parece que lo está pasando mal tras la fiestorra de ayer. Paso por meta en 43’29, con buenas sensaciones y esperanzado en conseguirlo. La segunda vuelta la hago ligeramente más lenta, conservando fuerzas por miedo a reventar, y dispuesto a darlo todo en el kilómetro final. No sé el tiempo que llevo –no quiero calcularlo ni verlo-, pero el ritmo me dice que voy bien. Me pasa Roadrunner, recuperado, y se va hacia delante, demostrando la calidad que tiene

Llega la recta final, aprieto los dientes, localizo un objetivo amarillo delante y me voy a por él; en cuanto diviso meta y veo el crono casi me da un pasmo, puesto que marcaba 1h27. Logro pasar a mi “objetivo” a menos de 100 metros de meta, llegando eufórico a meta. Aprieto el botón de mi reloj y leo emocionado el registro de 1h27’29”. Tan contento estoy que me quedo un poco en el arco de meta esperando a un compañero del Club Atletismo Vila-real con el que he rodado los últimos kilómetros, y lo recibo con un apretón de manos. Es entonces cuando me doy cuenta de que hay que pasar por el lector de códigos de barra para que me marque el tiempo, pero me da igual, el tiempo lo tengo yo en mi reloj.

Nada más llegar veo la inacabable figura del Tato, con una sonrisa de oreja a oreja: 1h20’16” ha hecho el caballero indomable, ¡vaya marcón! También están mis compañeros de club, que han hecho una gran carrera. Va llegando gente, unos más satisfechos que otros. Aparece Berto que, a la que me doy cuenta, está tosiendo sin parar y con cara de frío, así que nos vamos a mi coche para que se abrigue bien. El tiempo ha cambiado, está nublado y se ha levantado un viento frío, así que es hora de recoger velas e irnos a casa.

En resumen, un día inolvidable que recordaré siempre.

2 comentarios:

depiedraenpiedra dijo...

me encanta leerte motivado y satisfecho, ya te merecías ese resultado eh ;) Y ya nos contarás que vas haciendo ¡ a ver si nos vemos!!

Vicente dijo...

Gracias, Nere.

Una lástima que no pudieras ir a Tombatossals, a ver si nos vemos en alguna salida dominical de las que se preparan