martes, diciembre 23, 2008

Tombatossals '08

Este año no podía faltar a la cita que preparan con tanto mimo y cariño los amigos de Running Castelló, en un entorno tan conocido y trotado por mí, y ha valido la pena.

El recorrido lo conozco perfectamente: han aprovechado lo mejor de nuestros montes cercanos y nos han regalado una magnífica carrera, dura, repleta de preciosas sendas, subidas, bajadas, tramos técnicos, otros corredores, en fin, espléndida.

El ambiente previo ya fue muy acogedor, con multitud de foreros y otros conocidos. Me coloqué bien en la salida, aunque no pretendía hacer la carrera a tope, pero me gusta salir delante.

Una salida muy rápida, cuesta abajo, en la que mi cuádriceps me avisaba constantemente del exceso de velocidad. Pronto llegamos a la primera subida y ahí el cuádriceps dejó de darme la lata; en esta subida ya bajé algo el ritmo, después de la frenética salida realizada.
El tramo siguiente lo comencé algo nervioso, ya que me había puesto las pilas antes y veía que el ritmo era algo lento, pero me centré en disfrutar del recorrido y olvidarme de adelantamientos innecesarios.
Tras pasar por primera vez por la cantera, alcancé a Patry y decidí quedarme con ella. Llevaba un buen ritmo, sobre todo subiendo, y acerté plenamente. En la "bajada Takuma" Patry tuvo un percance tras dar un par de volteretas, pero es valiente y reanudó de inmediato la marcha. En el tramo llano tras el segundo paso por la cantera apretamos un poco, y luego vino la subida a la torre de alta tensión, chano-chano.
El siguiente tramo de sube y baja lo comenzamos tranquilos, pero en la senda de los cazadores volvimos a apretar. Me encontraba muy fresco y estaba disfrutando de cada kilómetro, ¡que maravilla!
El tramo de las crestas del Sanatorio creo que fue el más duro para Patry, sobre todo la última subida, pero lo paso con sobresaliente. Allí nos encontramos con Angel, que padecía un desfallecimiento a causa de un problema intestinal que le hizo pasar una mala noche. A pesar de ello había salido -tiene muchos "bemoles"- pero no pudo aguantar, ya que no saber correr lento :) y salió como un tiro. Un abrazo para él y en la próxima seguro que se resarcirá.
Luego volvimos a la cantera, seguimos bajando y afrontamos la última subida al depósito, en la que nos encontramos a Juanjo y, posteriormente, a Adrián, con el que finalmente llegaríamos a meta.
La última bajada fue tranquila, pasándonos Miguel como un rayo casi al final de la misma, y enfilamos la llegada a Penyeta con Patry claramente primera.
Adrián y yo nos quedamos atrás para cederle el merecido protagonismo a la ganadora y disfrutar de su entrada en meta, con los acordes de "we are the champions" resonando en la pista de atletismo.
Tras felicitar a Patry, estuve un ratillo charlando con unos y otros, felicitando a elSorro, a Remigio, a los chicos del Running ,FA-BU-LO-SOS, y a algunos espectadores de postín -¿eh, Wushi?. Pero me tenía que ir pronto, como siempre, así que me fui en busca del coche y a casa, muy contento por la carrera.

Mención especial para los organizadores que, aunque ya saben que los quiero mucho, no por ello me excedo en mis aplausos por su magnífica organización, su exquisita atención con los corredores y su buen hacer. A seguir así.

lunes, diciembre 15, 2008

Media maratón de la Vall de Segó

Después de varios intentos frustrados, que comenzaron a principios de año, por fin he logrado bajar de 1h30 en una media maratón, marcando mi pulsómetro 1h27’29” en esta carrera de la Vall de Segó.

Me encontraba fuerte, más que nunca, pero no las tenía todas conmigo. El día de antes había sido de perros, con lluvia y frío, y me preparé mentalmente para afrontar una media lluviosa, fría y ventosa, con pocas posibilidades de bajar de 1h30.

Por otra parte, llevo diez días con algunos problemillas en el cuádriceps izquierdo, algo contracturado según mi fisio favorito, Nomaz, y me preocupa sobre todo la salida de la carrera.

Sin embargo, el domingo amaneció frío pero despejado; a pesar de ello, cargué en mi bolsa mallas largas, camiseta de manga larga, cortavientos, guantes,…, además de mi indumentaria habitual.

Salí temprano, como suelo tener por costumbre, para llegar sobrado de tiempo al destino. Al llegar ya parecía evidente que la mañana iba a ser fría pero soleada, y el viento no aparecía por ninguna parte, lo cual me animó sobremanera.

Aparco cerca de la línea de salida y me encamino hacia la entrega de dorsales, donde me encuentro con Roadrunner y Mountainrunning, madrugadores ambos. Mientras charlamos van llegando conocidos: Ggroc, mis compañeros de Amics del Clot, Buscamurs, Chokobon, Tato, Little, … Tras un ratillo de blablablas varios, me dirijo hacia el coche, decido ponerme pantalón corto, manga corta y guantes, me embadurno el maltrecho cuádriceps con crema para calentamiento y me voy a trotar.

Hago un calentamiento concienzudo, con trote, ligeros cambios, estiramientos y un ligero trote final. El cuádriceps molesta algo, pero no pasa de ahí. Voy saludando a más gente: Rubenniguecs, Ayacucho, Pastiset, Frahagig, Berto,…

Llega la hora de la salida y me sitúo bien, junto a Berto y Frahagig. La salida resulta que pica hacia arriba durante algo más de un kilómetro, calculo yo. Salgo más pendiente de mi cuádriceps que de otra cosa, y pierdo enseguida a Berto, que luego resulta que no estaba en condiciones por un resfriado. Miro el reloj y veo que voy un poco lento, sobre 4’20, pero me centro en intentar ver si mi molestia remite. A los dos/tres kilómetros me olvido ya del cuádriceps y me centro en la carrera, buena señal –la segunda-.

Voy en un grupete con gente del club de Vila-real, con Blas a mi lado, un conocido relacionado con el trabajo, que suele estar más fuerte que yo. Los primeros kilómetros salen algo cortos según el GPS, unos 150 metros en total –el resto resultó estar bien marcado, según mi GPS, claro-; oigo que la gente comenta que vamos casi a 4’, pero el reloj me marca 4’08 de media en el km. 5.

Un poco más tarde me alcanzan dos compañeros del club, que me sacaron en Castellón 2 y 3 minutos respectivamente. Ruedo un rato con ellos pero el grupo se va alejando poco a poco, aumentando el ritmo. Yo me encuentro cómodo sobre 4’10, así que no me preocupo en absoluto.

La primera vuelta veo que acaba en un kilómetro y medio cuesta arriba; vaya tela, -pienso-, lo que nos espera al final; acabo de pasar a Roadrunner, que parece que lo está pasando mal tras la fiestorra de ayer. Paso por meta en 43’29, con buenas sensaciones y esperanzado en conseguirlo. La segunda vuelta la hago ligeramente más lenta, conservando fuerzas por miedo a reventar, y dispuesto a darlo todo en el kilómetro final. No sé el tiempo que llevo –no quiero calcularlo ni verlo-, pero el ritmo me dice que voy bien. Me pasa Roadrunner, recuperado, y se va hacia delante, demostrando la calidad que tiene

Llega la recta final, aprieto los dientes, localizo un objetivo amarillo delante y me voy a por él; en cuanto diviso meta y veo el crono casi me da un pasmo, puesto que marcaba 1h27. Logro pasar a mi “objetivo” a menos de 100 metros de meta, llegando eufórico a meta. Aprieto el botón de mi reloj y leo emocionado el registro de 1h27’29”. Tan contento estoy que me quedo un poco en el arco de meta esperando a un compañero del Club Atletismo Vila-real con el que he rodado los últimos kilómetros, y lo recibo con un apretón de manos. Es entonces cuando me doy cuenta de que hay que pasar por el lector de códigos de barra para que me marque el tiempo, pero me da igual, el tiempo lo tengo yo en mi reloj.

Nada más llegar veo la inacabable figura del Tato, con una sonrisa de oreja a oreja: 1h20’16” ha hecho el caballero indomable, ¡vaya marcón! También están mis compañeros de club, que han hecho una gran carrera. Va llegando gente, unos más satisfechos que otros. Aparece Berto que, a la que me doy cuenta, está tosiendo sin parar y con cara de frío, así que nos vamos a mi coche para que se abrigue bien. El tiempo ha cambiado, está nublado y se ha levantado un viento frío, así que es hora de recoger velas e irnos a casa.

En resumen, un día inolvidable que recordaré siempre.

viernes, diciembre 12, 2008

Por una buena causa

Hace dos meses que un conocido corredor popular, EmilioComunero (es su nombre forero), emprendió una aventura fascinante en la que pretende conseguir fondos para un colegio de niños autistas de una manera un tanto particular: corriendo el Maratón des Sables.

Os rogaría que entrárais en su web http://www.250kmsolidarios2009.org , la leyérais con cariño y decidierais por vosotros mismos.

Desde aquí, una enorme felicitación para Emilio, y espero que tenga -ya lo está teniendo- un éxito descomunal.

Gracias, Emilio.

Corriendo por nuestras montañas (III)

A estas horas de la mañana ya se oye a los moteros subiendo por doquier. Unos, los más expertos, buscan subidas complicadas por sendas pedregosas; otros, con menos experiencia o mayor sensatez, suben y bajan por lugares más accesibles. Hay cierta polémica acerca de esta especie que visita nuestros montes; unos dicen que gracias a ellos se han mantenido vivas muchas sendas que ahora estarían perdidas, mientras que otros mantienen que son los culpables del lamentable estado de muchos de los caminos y veredas que conforman las arterias y venas de nuestras montañas. En mi opinión, ambas opciones tienen visos de ser ciertas: hace años, cuando el senderismo hibernaba olvidado por casi todos, los moteros campaban a sus anchas por las montañas, manteniendo abiertos muchos senderos. Por otro lado, y como en toda casa de vecino, hay moteros que no respetan la montaña –como probablemente no respeten a nadie-, y arrasan con todo lo que pillan por delante, incluido algún que otro corredor.

Dejo atrás el poste de luz y continuo por la pista, hasta llegar a una senda que se desvía a mi derecha. Ahora tenemos un tramo corredor y divertido, que nos llevará a la senda de los cazadores, por la que bajaremos hasta los naranjales que hace pocos años sustituyeron una preciosa zona boscosa que llegaba hasta el Sanatorio.

Desde aquí, bordeo la ladera que está a mi izquierda sin adentrarme apenas en la carretera, en busca de una senda que me llevará al tramo de crestas que comienza en el Sanatorio y continua en dirección Norte.

Este tramo es el que más conozco, no en vano entreno en esta zona habitualmente. Es un tramo de más sube que baja en el que cada subida es algo más acusada que la anterior, siendo las dos últimas bastante duras, sobre todo a estas alturas de rodada. Una vez llego a la última subida, cojo la senda de la izquierda alcanzando rápidamente la cima cercana, desde donde comienzo una buena bajada. Algo más tarde, la senda se bifurca y hay que desviarse hacia la derecha para seguir bajando rápidamente hasta encontrarnos de nuevo con la omnipresente cantera.

miércoles, diciembre 10, 2008

Tristes recuerdos

Todavía recuerdo, con una dolorosa mezcla de rabia, indignación e impotencia, aquellos días de Marzo de 2.007 en los que ardió la zona adyacente al Sanatorio de la Magdalena, preciado pulmón verde de nuestra ciudad, y guardo unas palabras que escribí en el foro el domingo posterior al incendio, al visitar la zona devastada, y que reproduzco a continuación:

El domingo por la mañana salí a visitar a nuestra hermana montaña, enferma de gravedad, y se me cayó el alma a los pies. Un intenso y penetrante olor a quemado anunciaba el desastre que momentos después iba a presenciar. Llegué solo, como se debe ir cuando vas a visitar a un hermano o un amigo del alma; solo y dispuesto a escuchar, solo y dispuesto a compartir su sufrimiento, solo y dispuesto a llorar con y por ella.

Me recibió acogedora en su desolación, recelosa y desconfiada tras tantas traiciones. Allí estaba, supurando cenizas y carbón, con su piel quemada de gravedad, repleta de cadáveres arbóreos, llorando por sus vegetales hijos caídos en una ardiente emboscada. Recorrí sus arterias, obstruidas por troncos que han dejado de crecer, por restos de la masacre, resecas de vida. Estuvo un buen rato hablándome, contándome su milenaria historia, desde los tiempos en que reinaba majestuosa y rebosando vida hasta que una nueva especie apareció y comenzó a esquilmarla y someterla, robándole su tierras, destruyendo sus recursos.

Y ella me pregunta y no se qué responderle; escucho sus reproches y advertencias sin intención de contradecirle -¿cómo hacerlo si la razón le asiste?-

Tras un largo rato hablando le prometí volver regularmente a visitarla, le prometí no olvidarla jamás, le prometí hablar de ella y de sus súplicas a mis semejantes, le prometí fidelidad hasta la muerte,... le prometí todo cuanto me pidió, y regresé triste y apesadumbrado, puesto que de sobras conozco mi especie y su catadura y mi escepticismo acerca de su futuro es bien conocido.

Si algun día tengo ganas os contaré alguna de las conversaciones que mantuve con la hermana montaña, ... Gaia dirá.

martes, diciembre 09, 2008

Corriendo por nuestras montañas (II)

Cruzo apresuradamente el pétreo cementerio para dirigirme en busca de otra preciosa senda que discurre serpenteante por los contornos del campo de golf de la Coma. Me incorporo a un tramo del sendero de la luna llena, hasta que llega el momento de desviarse de nuevo a la izquierda para acometer otra dura subida, hasta un inmenso poste de la luz y, de ahí, a una antena de comunicaciones, esculturas fuera de lugar en unos parajes tan rudos y vivos.

Las subidas son cortas pero duras, con desniveles acusados y muy pedregosas en su mayoría. Intento subir con “la reductora”, es decir, trote corto y constante eligiendo bien el lugar de cada pisada. Hay algo de masoquismo en el goce al sentir la quemazón en las piernas por el exigente y continuado esfuerzo, al notar las pulsaciones de un corazón desbocado que se esfuerza en bombear el reparador oxígeno a los cansados músculos pero, tras llegar a la cima, la satisfacción es máxima.

Desde la antena de comunicaciones un, en ocasiones, complicado descenso me lleva de nuevo a la cantera, que abandono rápidamente en dirección a Borriol por la pista. Tras finalizar el tramo boscoso, giro a la izquierda para acometer una nueva y dura subida que finaliza en otro de los gigantes postes de alta tensión. Esta subida es la más larga de todas, en un paraje pelado con todavía restos del último y devastador incendio que se provocó en este precioso entorno.

viernes, diciembre 05, 2008

Corriendo por nuestras montañas (I)

Negra madrugada invernal , con el firmamento huérfano de estrellas y Selene arropada por el horizonte.

Mientras me visto, calmadamente, en la cálida habitación, repaso mentalmente todo lo que tengo que llevarme; debo hacerlo varias veces, mi legendario despiste me obliga a ello. Preparo la muda, cinturón, botellines, toalla, frontal, … Bueno, creo que ya está todo. Un último vistazo y cierro la puerta silenciosamente para no perturbar el sueño de los que se quedan.

El termómetro del coche señala tres grados, afortunadamente llevo los guantes y el gorro. Llego y busco un lugar adecuado para dejar el coche; soy algo maniático al respecto, así que intento dejarlo siempre en el mismo sitio. Me enfundo el cortavientos, los guantes y el gorro y me encamino trotando hacia la primera subida, coincidiendo con las primeras luces del alba asomando por levante.

Los ladridos y aullidos de los perros de la urbanización hacen trizas el silencio, pero se van apagando conforme enfilo la pedregosa senda y, así, cuando llevo unos minutos de ascensión, son solo lejanos ecos fantasmales que me despiden del asfalto.

El ritmo es suave pero constante, para que las piernas vayan haciéndose a la idea de lo que les espera. Esta primera ascensión me lleva al depósito de agua, donde tengo que buscar una senda a mi izquierda que sube y baja caprichosa hacia la fea y desaliñada cantera, cáncer incurable en las entrañas de la montaña. Más ahora, para resarcirme de tamaña visión desoladora, surge tímido y apocado el astro rey, pugnando por abrirse paso entre las impertinentes brumas matinales, desperezándose y remoloneando, pero plenamente consciente de su imparable triunfo final.

martes, diciembre 02, 2008

Correr no lo es todo

Desde hace unos meses que el tema de moda en las tertulias de bar es la crisis económica mundial. Ahora todos somos unos expertos en EREs, NINJAs, concursos de acreedores, euribores, subprimes, etc, pero bien que hemos estado gastando –con la inestimable “ayuda” de las entidades bancarias y los gobiernos- lo que no teníamos en pisos, coches, viajes, fiestorras y muchos otros bienes de consumo.

Y es que, según mi opinión, detrás de esta crisis hay otra mucho más profunda y trascendental, una crisis de ideas, principios y valores mucho más difícil de resolver que la citada crisis económica.

Sistemas deseducativos, controlados por unos papá-Estados muy interesados en mantener a sus rebaños dentro de sus rediles ideológicos, y que producen generaciones sumisas y poco dadas a la disidencia.

Sociedades orientadas al consumo desenfrenado, alentado por los grandes poderes económicos y políticos, y promocionado por los grandes medios de desinformación. Hay que consumir siempre: si hay cambio climático, consumamos ECOproductos; si hay crisis económica, consumamos ofertas; si hay bonanza, consumamos y consumamos hasta quedar exhaustos.

Y es que consumir es muy rentable: cuanto más consumimos, más trabajamos y menos pensamos.

Sociedades cada vez más desprovistas de valores éticos y morales, sometidos por el látigo de los valores materiales, lo que lleva a la deshumanización de las personas: desprecio de la vida, opiniones y creencias ajenas.

Esta sociedad no tiende a la globalización sino a la uniformización, al pensamiento único, a la cerrilidad.

Debemos luchar contra esta soterrada crisis, rebelarnos; la libertad de pensamiento –la más inviolable e íntima de nuestras libertades- de nuestros hijos está en juego.

La crisis económica pasará, y volverán años de bonanza económica; dejará muchos cadáveres en el camino, pero dentro de unos años esto será un mal recuerdo. Pero, ¿y la otra?