lunes, noviembre 06, 2006

Una leyenda sobre la MiM - El comienzo

Hace unos días me contaron una leyenda acerca del nacimiento de la MiM, y me gustó tanto que os la voy a relatar:

En los primeros años del siglo III después de Tombatossals reinaba en la comarca de la Plana Batiste II, un buen gobernante que se preocupaba mucho por la prosperidad de estas tierras. Durante el tercer año de su reinado comenzaron a escasear las lluvias hasta desaparecer del todo, y la sombra del comienzo de una aciaga época planeaba sobre los infortunados habitantes de la comarca. Los meses transcurrían y ni una mísera nube asomaba por el cielo, excepto en la cumbre lejana del legendario monte Penya Golosa, así llamado por los lugareños porque nadie que había osado intentar alcanzar su cima había regresado jamás. Las plantas se secaban y los animales enflaquecían miserablemente, y comenzaron a llegar las plagas y las enfermedades. La Parca afilaba su guadaña, sonriente, esperando sus primeras víctimas.
Batiste II, desesperado, consultó a sus astrólogos, que le respondieron que la causa de aquello estaba en la cima inaccesible del Penya Golosa, y que alguien debía ir allí y vencer a las fuerzas del mal que impedían la entrada de las lluvias a la comarca.
De inmediato, Batiste II ofreció grandes fortunas y privilegios a quien consiguiera acabar con la maldición que moraba en la cumbre. Renombrados caballeros acudieron a su llamada e intentaron la hazaña, pero ninguno regresó.
Un día apareció en palacio una pareja de habitantes de la comarca; Pepet y Paquita eran sus nombres. Pepet, llamado “el llaurador muntanyenc”, y Paquita, de apodo “la coloma”, eran un matrimonio que habitaba la ladera de Penyeta Roja, un monte cercano. Allí trabajaban un pequeño terreno con olivos y almendros, y eran muy conocidos por su audacia y su ímpetu para afrontar cualquier adversidad.
Hartos de esperar las lluvias, decidieron poner fin ellos mismos a la maldición, así que se presentaron ante el monarca y le dijeron que irían a por las lluvias y regresarían con ellas o no regresarían.
Batiste II les prometió un señorío con tierras fértiles y ganado abundante si regresaban triunfantes, y les despidió con sus bendiciones.
Antes de la partida, ambos fueron a visitar al abuelo Quiquet, un conocidísimo curandero y vidente que vivía en una cueva en el Desierto de las Palmas, y éste les dio abundantes y sabios consejos para el largo viaje que iban a acometer.
Un día de Mayo al salir el sol salieron de la ciudad Pepet y Paquita, acompañados por una algarabía de ancianos, mayores y niños que depositaban en ellos todas sus esperanzas.
El primer obstáculo serio llegó al subir la Serra de Borriol. Allí, en medio del camino, una enorme piedra impedía el paso… (continuará).

No hay comentarios: