jueves, noviembre 09, 2006

Sigue la leyenda ... por la Serra de Borriol

... Tras examinar la enorme roca un buen rato, Pepet se encontraba algo desorientado, sin saber qué hacer; mientras tanto, Paquita se fijó en un enorme algarrobo situado al borde del camino, repleto de enormes y nutritivas algarrobas que relucían sobrenaturalmente. Después del gran esfuerzo que había supuesto subir la Serra, se encontraba hambrienta y cansada, y pensó que no le vendría mal comerse algunas algarrobas mientras su marido intentaba mover aquel enorme pedrusco.
Nada más ingerir un buen puñado de estos dulces frutos, Paquita se sintió invadida por un ardor interior intensísimo. Sin pensárselo dos veces, se abalanzó sobre Pepet, que se hallaba de espaldas junto al impresionante cascorro, y allí mismo lo poseyó una vez tras otra hasta que Pepet se desmayó.
Tal fue el empellón que le propinó a Pepet al agarrarlo que, al caer sobre la roca, ésta rodó por el camino hasta pararse, erguida, en medio de una pequeña explanada. Así, el camino quedó expedito para la ardiente pareja.
Esa noche Pepet y Paquita durmieron profundamente al amparo del algarrobo, recuperando fuerzas tras las agotadoras jornadas anteriores.
Al día siguiente Paquita se levantó con un dolor de vientre tremendo debido a la indigestión provocada por las algarrobas, y cada dos por tres tenía que parar a aliviarse. Al cabo de un buen rato llegaron a un pozo de cristalinas aguas y Paquita, deshidratada, le pidió a Pepet que le llenara la bota.
Milagrosamente, tras unos buenos tragos del preciado líquido, la indigestión de la buena de Paquita desapareció, así que ambos bautizaron el bendito pozo con el nombre de “Pou de Mollet” –ya imaginareis por qué-. … (continuará)

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