Dejo atrás el poste de luz y continuo por la pista, hasta llegar a una senda que se desvía a mi derecha. Ahora tenemos un tramo corredor y divertido, que nos llevará a la senda de los cazadores, por la que bajaremos hasta los naranjales que hace pocos años sustituyeron una preciosa zona boscosa que llegaba hasta el Sanatorio.
Desde aquí, bordeo la ladera que está a mi izquierda sin adentrarme apenas en la carretera, en busca de una senda que me llevará al tramo de crestas que comienza en el Sanatorio y continua en dirección Norte.
Este tramo es el que más conozco, no en vano entreno en esta zona habitualmente. Es un tramo de más sube que baja en el que cada subida es algo más acusada que la anterior, siendo las dos últimas bastante duras, sobre todo a estas alturas de rodada. Una vez llego a la última subida, cojo la senda de la izquierda alcanzando rápidamente la cima cercana, desde donde comienzo una buena bajada. Algo más tarde, la senda se bifurca y hay que desviarse hacia la derecha para seguir bajando rápidamente hasta encontrarnos de nuevo con la omnipresente cantera.
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