miércoles, mayo 27, 2009

El placer de la lectura

Hace tiempo que no escribo, ni aquí ni en ningún otro lugar. En estos meses he pensado mucho acerca de este vacío que se apoderaba de mí, y de sus causas, y hoy he dado con la respuesta: necesitaba leer.
Ayer decidí sacar tiempo para retomar mis lecturas, y elegí el libro "Paraíso inhabilitado" de Ana María Matute, como punto de reencuentro con las letras. Y no me equivoqué.
Es un libro que te encadena poco a poco y, que tras un inicio vacilante, me ha atrapado irremisiblemente.
La historia de una niña especial, nacida en una familia rota, escrita primorosamente en primera persona, es preciosa. Os regalo algunos fragmentos -todavía me queda media novela, pero no puedo esperar-:
“Despertar en la noche, adormecer en la mañana, y aquel vivir a contrapelo, fue quizá la razón de la tenue felicidad que me salvó de cosas como saber que nunca fui deseada, de haber nacido a destiempo en una familia que había ya perdido la ilusión y la práctica del amor.”
“ -Fíjate en los árboles, los troncos de los árboles del invierno –dijo de pronto Eduarda. …
-Son como las personas, -añadió-. Mucho follaje, mucho esplendor… tapando o protegiendo la verdadera naturaleza. Ahora llega el invierno, y el invierno no perdona: saca a la luz tanto los troncos rectos como los retorcidos. Así es el invierno. Ya te digo, como las personas en el último tramo de la vida.”
(en uno de los escasos encuentros con su padre)
“Y entonces sentí un gran deseo de comunicar la paz o la felicidad, esa peligrosa palabra que no debe pronunciarse y que de pronto había llegado a mí. Pero sólo se me ocurría apretarle la mano. Lo hice una sola vez, y casi al instante él me devolvió el apretón: y lo hizo dos veces. Los dos mirábamos hacia el cielo casi blanco, y con otro apretón de manos volví a decirle que le quería. Me respondió de la misma forma. Creo que nunca, ni antes ni después, he mantenido con nadie una conversación más íntima, más explícita. Ni tan bella.”
Sigo leyendo, continuo renaciendo, vuelvo a vivir otras vidas,..., ¡que bello es leer!